Situación Internacional: hacia un cambio de Paradigma

En el plano internacional estamos viviendo un cambio de paradigma. La crisis económica no es otra cosa que el intento del sistema de acumulación capitalista por reestructurarse y salir con más fuerza para recuperar niveles de ganancias extraordinarios, y, no es otra cosa que una redistribución negativa de la riqueza a nivel internacional en la cual:

· los países ricos aspiran las riquezas de los países pobres, por un lado,
· los sectores del capital recuperan riquezas a costa de los sectores del trabajo, por el otro.

Sin embargo, la misma puso en cuestión una aparente verdad absoluta del neoliberalismo: si la riqueza podía generar más riqueza sin necesidad del trabajo humano. Esta concepción, como ya hemos visto, deja a millones afuera, sin posibilidad siquiera de ser utilizados como mano de obra barata. Que hoy se ponga en cuestión esto implica un cambio de paradigma, no solo económico, sino social, cultural y, sobre todo, político. Estamos viviendo un cambio de época.
Más allá de la crisis económica internacional y lo que ella conlleva, debemos considerar aspectos claves a nivel geopolítico. Hay varias cuestiones a tener en cuenta:

-el intento de lavada de cara que plantea el imperialismo como respuesta a este cambio de época, como manera de reformularse y seguir sus planes de dominación imperial. Esto está expresado directamente por la figura de Obama, por un lado, y la nueva ofensiva imperialista en América latina a partir de su gobierno. Ejemplos de esto último son las nuevas bases yanquis en América latina e Italia y el golpe de estado en Honduras, y el aumento de envío de armas y tropas a medio oriente.

-la irresolución del conflicto en Medio Oriente, irresolución que tiene sus bases en la imposibilidad de generar una salida que implique dignidad para el pueblo Palestino, con la injerencia de Israel y el sionismo internacional anclado en Estados Unidos, que tuvo su intervención militar reciente sobre la franja de Gaza, y que muestra que no hay posibilidad de salida pacífica si no se tienen en cuenta las reivindicaciones históricas del pueblo palestino. En este sentido, es Irán el eje aglutinador en medio oriente de esas reivindicaciones, con representación institucional, y capaz de construir un contrapeso a las ofensivas israelíes en la región.

-el resurgimiento del tercermundismo, con la idea del mundo multipolar. Dos hitos en ese sentido son la Cumbre de América del Sur-África (ASA) realizada en septiembre en Margarita, Venezuela, por un lado, y los festejos con la correspondiente marcha del Ejército Popular por el aniversario en los 60 años de la Revolución Socialista China. La primera va en la línea de la construcción de un espacio político en el cual discutir la política de los países del sur, la segunda muestra el poderío político-económico-armamentístico de China que se postula como garante de la paz Mundial, un claro desafío a la hegemonía unipolar Norteamérica además de expresar un punto de apoyo político-económico a los procesos de liberación en pleno desarrollo en el tercer Mundo.

-la situación regional, que nos muestra dos realidades contradictorias: el momento histórico que se está viviendo en latinoamérica, quizá el más importante a nivel de integración regional desde que nuestros libertadores lo han soñado, por un lado, y la debilidad que estos mismos procesos muestran, como se pudo evidenciar con el golpe de Estado a honduras y la imposibilidad de frenar en forma conjunta la ofensiva imperialista, sobre todo en lo concerniente a la instalación de bases yanquis.

El plano regional: nueva institucionalidad y organización popular

A nivel regional nos encontramos, entonces, con esta contradictoria realidad. Por un lado, se vive en la mayoría de los países experiencias de transformación, en mayor o menor medida según la realidad particular de cada país. Todos tienen una característica común:

· son experiencias populares que llegan al gobierno a partir de la democracia liberal y de métodos electorales instituidos por el neoliberalismo

· una vez en el poder generan transformaciones democráticas constituyentes que expresan la nueva realidad protagónica de las mayorías populares y su participación en el proceso de cambio, como por ejemplo la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, las asambleas constituyentes de Bolivia y Ecuador, las nuevas formas de organización del poder popular.

Estas transformaciones en las democracias de América latina buscan darle orden legal al poder popular. Al mismo tiempo, se avanza en cuestiones claves hacia la profundización de los cambios para quebrar el modelo económico de entrega y comenzar a transitar la construcción de una nueva realidad económica a favor de las mayorías populares.
Pareciera tratarse de una relación dinámica y complementaria, en la cual el avance hacia la transformación de la democracia permite un avance en las transformaciones y, por otro lado, el avance en las transformaciones permite seguir avanzado en el quiebre con las viejas estructuras de una democracia que no es capaz de expresar la voluntad de cambio de su pueblo.
Sin embargo, esto no es garantía de nada. Esto se pudo comprobar con el Golpe a Honduras y la instalación de Bases Yanquis. Las nuevas institucionalidades regionales creadas a partir de estos procesos, tales como el ALBA, el UNASUR y otras, muestran sus limitaciones. Ninguna de estas formas de organización a nivel superestructural (o sólo desde los Gobiernos) pudo frenar ambas embestidas, y eso nos muestra cual es la tarea de la militancia latinoamericana y tercermundista del momento: sin organización popular no hay posibilidad de proyección histórica de estos procesos, no hay perspectiva estratégica, no hay posibilidad de trascendencia mas allá de las posibilidades que los líderes populares hoy expresan.

Por lo tanto, la única forma de darle poder a estas nuevas experiencias superestructurales y a las diversas voluntades de los lideres de nuestra región es construyendo la organización de nuestros pueblos, que permita pararse desde lo ya construido, avanzar por mas y, sobre todo, que construya conciencia acerca de la posibilidad como pueblo de tener una perspectiva estratégica sobre el destino de nuestra patria grande.